El viaje de Simón de Rojas de Carboneras a Garrucha.
Simón de Rojas Clemente y Rubio 1777 ( Titaguas , Valencia)-1827 (Madrid), conocido como el “sabio moro” gran Botánico ilustrado, durante la primera mitad del siglo XIX viajó por el Sur de España, describiendo, recopilando gran información sobre el medio natural, botánica y agronomía de aquellos lugares.
Por encargo del ministro Godoy inició la descripción de la Historia Natural y flora del Reino de Granada que aunque no se llegó a publicar si que nos quedaron sus observaciones en documentos inéditos que durante tiempo se creyeron perdidos, recientemente descubiertos en el Real Jardín Botánico de Madrid.
Los comentarios del Simón de Rojas tienen un gran valor histórico por retratarnos la realidad de la comarca en aquellas fechas de mayo de 1805.
El 5 de mayo casi un mes después de haber entrado en la ciudad de Almeria, Simón de Rojas llega a Carboneras, antes había investigado la flora de Cabo de Gata, su producción mineral y la geografía, ha visitado la almadraba de Agua Amarga que según nos dice, produce unas 4000 arrobas de atún cada año, de la flora le llama especialmente la atención la presencia de yerba de la plata, que según nos cuenta compran en grandes cantidades los marchantes alemanes, también nos habla de una piedra que parece común en estas playas de las inmediaciones de carboneras, las piedras de jaqueca que se suelen utilizar para curar esta dolencia.
Simón Rojas llega a Carboneras.
Dice Simón que Carboneras es un villa marina con una población de 200 vecinos que viven diseminados la mitad de ellos en cortijos, que sus habitantes viven de la exportación de la barrilla y del esparto.
En el caso del esparto hay que comentar que pagaba un impuesto especial, cuando se vendía en bruto, y los carboneros para eludir este impuesto o bien lo trataban minimamente, el esparto se vendía a 40 reales los 17 quintales.
En Carboneras le sirve de guía el médico, Juan Calatayud y un tal Sebastian Rodriguez
Rojas nos habla del importante negocio que en estas tierras supone la explotación de la arena magnética que es vendido por comerciantes de Vera y llevado desde Carboneras hasta Cartagena y Málaga y después llevado hasta el puerto de Cádiz.
Nos cuenta que las aguas de la carbonera no son abundantes, que no se dispone de otro caudal que el de una fuente en el Llano de Don Antonio. Cuenta que los lugareños se han afanado en la búsqueda de agua y que esta se encuentra a una profundidad de 20 varas, y que se encuentra en abundancia, pero que es tan salada que es totalmente inútil, es por eso que nos cuenta que los agricultores de Carboneras son todos de secano.
El 6 de Mayo, muy temprano Rojas abandona Carboneras con dirección a Garrucha, se hace acompañar de bagajero ( los vecinos de los pueblos estaban obligados a contribuir con sus bestias y carros a los desplazamientos de ejércitos y personas ordenadas por el gobierno). En el camino se encuentran con la Torre del Rayo de ella comenta que tiene la fama en Carboneras “ de haber muerto de rayo al menos 5 hombres mientras que en otras no hay memoria de tal desgracia” en la rambla Alias es dice que es común encontrar trafico de carros con arena magnética o carboncillo.
A las dos horas y media de camino dicen que llegan a la Rambla de la Granatilla que son nos cuenta, debe su nombre a los múltiples granates que suele arrastrar su corriente, aunque él dice no haber encontrado ni una simple muestra.
Nuestro viajero entra ya en Sierra Cabrera que según nos dice es celebre por sus plantas de su primera impresión visual, dice que “ parece de pizarra toda ella se la ve negra y lustrosa en los puntos que reflejan bien la luz contra el ojo del que mira si son de roca desnuda, estudia a toda prisa las plantas que se encuentra, el taray, el gran cartamo, la adelfa que en la comarca llaman baladre».
Llegan a la Torre de Macenas y a quince minutos andando llama la atención del viajero un cerro que en su estreno oriental es de hierro pardo compacto enteramente con gangas de caliza. A poco más de una hora divisa Mojácar que dice “que tiene rica agua y su situación es maldita, la veíamos desde el camino sobre un cerro agudo en el extremo casi oriental de la Sierra Cabrera”parece ser que el viajero no encuentra ningún interés en Mojácar y pasa de largo encontrándose con el Río Aguas diciendo de el “El Río Aguas que aquí llaman de Moxacar, no se ve entrar en el mar, pues se pierde casi tocando este formando una laguna bastante grande y el que al parecer entra en el mar sumiéndose por entre la arena, en invierno dicen que rompe una laguna por un lado y entra en el mar al descubierto».
Después de seis horas de camino llegan por fin al enclave marinero de La Garrucha, que por estas fechas no tiene ayuntamiento propio y es más bien un enclave defensivo, que ni siquiera tiene agua dulce. “No beben en la garrucha otra agua que la traída desde Moxacar, pues la de sus pozos no es potable por lo salada”. De Garrucha le llaman la atención unas tortugas “ que se crían aun en seco y se anegan en el agua, diversas de esto de los galápagos, aunque se ven mas de ellas salir luego que por haber llovido hay humedad”. De estas tortugas de las que habla Rojas no tenemos ni idea de que se puede tratar.
La mañana del 7 de Mayo saldrá rumbo a Vera.