El saqueo de Teresa, Cabrera, Bédar y Cuevas del Almanzora en 1573.

La noche del 27 al 28 de Noviembre de 1573 desembarcaron en Mesa Roldán , de 400 a 800 hombres , según los documentos , que pasaron por los pueblos de Teresa , Cabrera y Bédar , llegando a Cuevas de Almanzora el mismo 28 de noviembre , localidad que saquearon concienzudamente . Al ataque respondió una formación de 40 caballeros y 250 hombres de a pie y fue derrotada e incapaz de impedir que Al – Dugali y sus hombres se embarcaran y alcanzaran Tetuán con el producto del saqueo y con cerca de 250 cautivos en su mayoría mujeres y niños.

Todos conocemos de los pueblos actuales de os que estamos hablando Bédar y Cuevas del Almanzora, aunque los otros dos Teresa y Cabrera quizás los conozcan menos gente, Teresa hoy día ya no existe como núcleo de población las ruinas de lo que fue el pueblo mas grande de Sierra Cabrera están muy cerca del lo que también fue el poblado de Cabrera hoy día una urbanización residencial aunque hasta hace poco años también ha estado despoblado.

Los asaltantes, según ciertos testimonios, iban “vestidos de grana y terciopelo carmesí” y portaban “siete banderas tendidas y un estandarte dorado que algunas gentes conocieron ser del rey de Argel”. Se sospechó que habían obtenido la colaboración de algunos moriscos que vivían en la zona y que el ataque había sido instigado por los moriscos instalados en Tetúan tras la sublevación de 1568-70.

Como ya sabemos el 1492 con la toma de Granada, se da por terminado el periodo que algunos han dado en llamar “La Reconquista”, pero en lo que se refiere a la comarca del Levante Almeriense el periodo de sufrimientos no había ni mucho menos terminado.
La toma de las ciudades musulmanas de la península ibérica supuso que muchos de sus habitantes de forma voluntaria o forzosa se trasladaran al norte de África. En muchos casos para poder abandonar la península ademas de sus tierras y posesiones los cristianos obligaban a los musulmanes a pagar un impuesto, esto supuso que fueran principalmente las clases medias y los adinerados los únicos que pudieran pagarlas, eran precisamente estos expulsados los que ,mayor formación tenían, además entre ellos se encontraban también personas muy habituadas y experimentadas en la guerra que tanto años llevaba declarada en el sur peninsular.
Por tanto los verdaderos beneficiarios de estos hechos fueron los reinos del norte de Africa:
En primer lugar, porque los superiores conocimientos técnicos militares, desde la estrategia a la fabricación de armas e ingenios, hacen a los andalusíes singularmente competitivos, cuando no únicos e irreemplazables. De hecho, importan al Magreb técnicas y tácticas de la Península Ibérica. Y en segundo lugar, por su belicosidad extrema y su gran combatividad fomentadas por el desarraigo, consecuencia de la emigración y por el rencor hacia los habitantes cristianos de la Península Ibérica.

De hecho el principal organizador del ataque en el norte de África y el que lo dirige en tierras de la península al – Dugali es un moro granadino que fue obligado a exiliarse y con esta palabras definió su escaramuza ““… obligados somos los moros a hazer la guerra a cristianos y los cristianos a los moros, yo fui al lugar de las Cuevas y tomé allí docientas y cuarenta y tantas almas, hombres y mujeres y niños (…), yo vine a este lugar de tituán donde estoy de camino para Marruecos con esta presa, la qual va para el Rey mi señor “
En Almería, el corso, berberisco y turco, castiga sus costas durante el siglo XVI con una alta efectividad merced a un profundo conocimiento del terreno facilitado por aquellos moriscos que lograban emigrar hacia el Norte de África y, mas tarde, por los moriscos expulsados tras la rebelión. A lo largo del siglo se registran numerosos ataques corsarios. Muchos quedaron en meras tentativas. Otros sin embargo alcanzaron el éxito y, en consecuencia, terminaron con el cautiverio para los cristianos capturados.
Otros  saqueos  reseñables son los  los de Lucainena en abril de 1555 y en septiembre de 1566, de Níjar en abril de 1562, de Tabernas en septiembre de 1566. El episodio subsiguiente solía ser la venta del botín humano logrado en los puertos norteafricanos. Hasta allí acudían frailes, casi siempre trinitarios o mercedarios, encargados de negociar y pagar los rescates»